Vecinos y otros entes sonoros

Los que nos dedicamos al ruidismo doméstico en formas más o menos musicales nos hemos enfrentado siempre a una estigmatización constante: la de nuestros vecinos. Basta con ser observado portando un instrumento musical, un altavoz, o cualquier aparataje sonoro reconocible por el común de los mortales para ser tachado como el causante de todos los males sonoros del edificio. Sin embargo, suelen ser esos que señalan con el dedo acusador a los creadores de arte, los que más alteran el estatus de la contaminación acústica.

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